Primer triunfo del año

En un día radiante, nuestro primer partido del 2020 nos encontró brillando en casa y ante nuestros seguidores. El sol brilló para el AS Monaco, pero también para Robert Moreno, quien tuvo su debut como entrenador del club con una victoria que nos deposito en octavos de final de la Copa de Francia tras una agónica victoria sobre Reims con dos goles de Keita Baldé, el gran héroe de la tarde.
La tenencia fue nuestra
Los visitantes comenzaron de gran forma y estuvieron a punto de ponerse en ventaja rápidamente con un remate de Oudin que fue despejado por Lecomte. Sin embargo, ese primer golpe estuvo lejos de noquearnos y seríamos nosotros quienes golpearíamos primero. La reacción monegasca llegaría con varios avisos: primero Gelson Martins golpeó el arco rival y luego Golovin, estrelló un pelotazo contra el ángulo. Más tarde Keita Baldé daría un avance de lo que estaba por venir y tras un centro rasante desvió un balón que estuvo a nada de dejarnos arriba antes del descanso.
Baldé abriría el marcador
En el segundo tiempo los dirigidos por Robert Moreno dieron muestras de que salieron decididamente a buscar el triunfo. Tres oportunidades de gol nos dejaron cerca de abrir el marcador. Sin embargo, recién podríamos quebrar el cero a los 61 minutos, con un gol de Keita Baldé servido por Wissam Ben Yedder, quien se puso el traje de asistidor. La alegría fue evidente entre los jugadores y el banco de suplentes, donde Robert Moreno festejaba su primer gol como entrenador del club. No obstante, la felicidad no duró más de siete minutos, cuando Dia igualó el partido a los 68 minutos.
Keita y un doblete decisivo
El dominio del partido era nuestro, pero el marcador marcaba la paridad. El pase a octavos de final de la Copa de Francia se complicaba y todo estuvo a punto de terminar de la peor manera a los 85 minutos de juego, cuando el árbitro Delajod decretó un penal para los visitantes que nos hizo pensar lo peor. Algunos preferían no mirar, pero afortunadamente para nosotros Lecomte abrió bien los ojos y desvió el remate de Doumbia y nos dejó con vida. Los cinco minutos finales fueron electrizantes y nos verían felices al final del juego. Cuando todo parecía irse a los penales, Baldé aprovechó un centro de Golovin y estampó su cabezazo contra el arco del Reims para poner el 2-1 definitivo y posterior pase a octavos.